Pedir un préstamo personal no siempre sale bien. Algunos bancos ponen trabas para dar una cantidad elevada de dinero sin avalista, por lo que solo queda una opción: volver a hipotecar la casa. Si te interesa saber cómo puede beneficiarte, te desvelamos las mejores situaciones en las que deberías hacerlo.
Tener la casa pagada totalmente es el sueño de muchas personas. Mientras que el alquiler sigue siendo la opción más viable para los jóvenes, hay quienes logran una hipoteca con el banco. Pero, ¿qué sucede cuando se termina de pagar? Hay quienes se relajan y pueden tener dinero para otros gastos, aunque también hay quien prefiere rehipotecar para tener dinero de nuevo.
¿Qué es rehipotecar la casa?
Seguramente has escuchado a alguien que ha rehipotecado su casa para invertir en un proyecto o para encontrar liquidez en alguna mala racha. Pero, ¿sabes qué significa realmente?
Rehipotecar la casa implica crear una nueva hipoteca sobre la misma para reemplazar la antigua u obtener una nueva cuando se haya acabado de pagar. Básicamente es pedir un nuevo préstamo hipotecario y usar el valor de la propiedad como garantía. De esta forma no será necesario pedir un avalista o dar una cantidad previa.
Al hacer esto, la nueva hipoteca cancela el dinero pendiente de la original y se crean nuevos términos y condiciones. Es decir, se puede tener una tasa de interés distinta, se pueden modificar plazos o incluso subir el valor de la propiedad. Si hemos hecho reformas y la tasación resulta en un precio mayor, la hipoteca también aumentará el valor.
Hay quienes se aventuran a hacer esto para pagar deudas o para tener suficiente dinero para hacer una inversión. Sin embargo, existen algunos riesgos que hay que tener en cuenta antes de dar el paso.
Este profesional te informará de los distintos pagos a los que tendrás que hacer frente. Lo primero será cancelar la hipoteca actual, para lo cual necesitarás pagar la comisión que se estipule en tu hipoteca por cancelación anticipada, así como los gastos que estén atribuidos a la escritura de cancelación. Tras esto, también tendrás que dar parte de lo que has hecho en el Registro de la Propiedad, donde habrá que pagar las comisiones pertinentes. En el momento en el que ya hayas dado por cancelada la hipoteca inicial, será el momento de comenzar a cubrir los gastos que tendrá la gestión de la nueva hipoteca.
La nota positiva en este caso es que muchos de los pagos que has hecho en la anulación, para la apertura será algo que quedará en manos del banco, como las tasas del Registro de la Propiedad. Por lo tanto, tendrás que pagar menos procesos, como la nueva tasación de la vivienda o la comisión de apertura. En cualquier caso, vista la importancia que tiene esta operación, es recomendable que busques una buena propuesta antes de decidirte.