La NASA tiene buenas ideas, pero no todas lo son. Históricamente sus ingenieros han planteado algunos conceptos que podrían enmarcarse dentro de lo catastrófico. El plan que tuvieron en el pasado para llevar a cabo procedimientos de rescate de astronautas en el espacio es, cuanto menos, extraño. Es tan raro que seguro que muchos astronautas se alegran de que el proyecto no llegase a buen puerto.
Rescatar a los astronautas en apuros que están en apuros fuera de la Tierra siempre ha sido una de las grandes preocupaciones de la NASA. No quieren tener que lamentar pérdidas humanas y, por ello, no han dejado de pensar en formas de recuperarlos en situaciones críticas. Pero el proyecto PRE (Personal Rescue Enclosure), que se podría denominar en español como Espacio de Rescate Personal, nunca fue aprobado.
De esto se libraron los astronautas
Hay que entender que este proyecto de sistema de rescate se desarrolló en la década de los 70, lo que explica, en cierta manera, que tenga ese acabado tan bochornoso. Se trabajó en ello en paralelo al desarrollo del Programa del transbordador espacial que se puso en marcha a inicios de la década de los 80. El objetivo era tener una forma de rescatar a los astronautas si algo llegaba a ocurrir en el transbordador. Si se producía un accidente, una avería o cualquier otro tipo de incidente, estos profesionales podrían ser trasladados a la Tierra de forma «segura».
Pero el sistema, posiblemente sería demasiado lento. Por otro lado, el espacio, como te decíamos antes, era minúsculo. Entraba una persona apretándose mucho. Los tejidos tampoco garantizaban mucha resistencia por mucho que la tela estuviera formada por tres capas, incluyéndose una de ellas de Kevlar.
El proyecto PRE llegó a tal punto de popularidad en las oficinas de la NASA que hasta hubo campañas publicitarias en las que se pudo ver en toda su gloria. Pero, al final, se descartó. No sabemos quién tomó la decisión, aunque al final lo que ocurrió es que la agencia decidió darles trajes de astronauta a todos los del transbordador. Una decisión lógica, ¿verdad?