La necesidad de conducir en buenas condiciones también implica que no tengamos sed, pues puede mermar nuestra capacidad al volante. A su vez, hacerlo mientras conducimos puede conllevar una multa. ¿A qué se debe esta incoherencia de la DGT?
Sobre todo en verano tenemos que beber mientras estamos conduciendo pues la pérdida de líquidos puede hacer que estemos al volante en condiciones mucho más inseguras y seamos un peligro mayor para nosotros y el resto de s de la vía. Sin embargo, a su vez es una de las mayores incoherencias de la DGT, pues podemos acabar con multa.
Necesidad de hidratarse
A la hora de conducir, la DGT es consciente de la necesidad de que el conductor esté bien hidratado. Es por ello que uno de sus consejos básicos es que bebas, aunque no tenga sed, ya que la deshidratación produce fatiga muscular y reduce nuestras capacidades al volante.
Por tanto, teniendo en cuenta que al menos vamos a tener que soltar una mano del volante para beber a morro o simplemente abrir la botella, alguna de las interpretaciones de la norma anterior podría llevarnos a recibir una multa por el despiste. Mientras bebemos ponemos la atención en esta acción, no en la carretera. A su vez, también reducimos nuestra libertad de movimientos. No es común, pero si un agente de tráfico considera que este acto ha sido una distracción para el conductor, puede sancionarle. La ley de tráfico la considera una infracción leve, la castiga con una multa de hasta 100 euros, sin pérdida de puntos.
Aunque la multa sea poco probable y no demasiado frecuente, si queremos cumplir con nuestras necesidades de hidratación a la par que no nos arriesgamos a recibir la multa, lo mejor es que aprovechemos para beber en las paradas, que deberían ser cada dos horas o aproximadamente cada 200 o 300 kilómetros recorridos para también estirar las piernas, relajarse, dar un pequeño paseo, refrescarte la cara con agua fresca, etc.